29 mar 2010

Ignorancia color descortesía


Hoy hallé, siete comentarios siete, pendientes de autorizar. Algunos tenían incluso meses de vida y... ni medio gramo de sospecha, como muchas cosas que se ciernen sobre mí y que no veo hasta que ellas no hacen por encontrarse conmigo; o yo las atraigo a mi consciente porque he de darme cuenta de algo.

Darme cuenta de las cosas nunca me deja indiferente, sino más consciente.
Pero que no tome ciertas decisiones que se esperan de mí, no es un signo de lo primero.
Y que tome ciertas decisiones que nadie espera de mí, acaso sea más un genuino indicio de lo segundo.

De cualquier manera, se me perdone la apariencia de mis actos cuando sean del color que no gusta, porque hay avales genuinos que apuntan al simple y vulgar desconocimiento.

I'm!

Cuando los fotones van diciendo por ahí que son luz, luciendo de hecho más al darse cuenta de que lo son, espero que entre ellos no se llamen pesados. De repente imagino que pudieran tener algo parecido al sentimiento y que los más inseguros se fueran apagando cuando les afean por decir lo obvio.

Y colorín apagado, así ocurriría que el número de fotones deprimidos iría en aumento por simpatía, y todos empezarían a preocuparse por el destino de la Luz cuando vieran el agudo detrimento de su energía global.





Imagen: indigo.bligoo.com

28 mar 2010

X. Confianza o temor.



Cambié la otrora prioridad de tener por la de ser, y aún no percibo "ventaja" alguna.

Confieso que alguna clase de expectativa monta su tinglado a mis espaldas y ahuyenta toda posibilidad de, siquiera intuir, cómo ha de sentirse alguien que simplemente aspira a ser sin adjetivo que lo etiquete.

Me resulta obvio que, sólo ser, no es fácil para casi nadie; aunque tampoco me consuela que sean tantos los que comparten esa dificultad.

Pobremente constato una clave, que sin embargo es clave aprehender, que aconseja ir hacia lo más blando de las resistencias, aprendiendo a distinguir la energía que quiere cooperar de la que quiere irse, para absorber el beneficio que nos trae y saber soltarla cuando lo concluya.

Soltar... porque toda retención antes o después entraña sufrimiento, y qué es sino retención, incluso ya desde el plano mental, cualquier manifestación del miedo.

El temor frena, aunque en otro sentido dispare. Provoca reacciones impetuosas, pero también indeterminación anímica, que no deja de ser otra forma de miedo que se hace abstruso, o hasta puede que ignoto, de puro sortearlo.

Soltar es sinónimo de fiarse, es tener fe en el orden mismo que, explicado ¿inútilmente? desde incontables puntos de vista, seguramente lo sepa mejor que nadie. Aunque parezca mentira y escape al raciocino de la especie humana, que en su soberbia más o menos inconsciente, se cree la medida de todas las cosas.

Y eso a pesar de que el Universo nos enseñe sin cesar, con el claro exponente que representa la ciencia para tales menesteres, lo ínfimos que somos en el conjunto global en el que estamos inmersos.