19 ene 2011

Hola lectores.

Nunca me había dirigido a vosotros directamente. Siempre ha habido un cierto grado implícito de querer hacerlo, pero sobre todo pensaba que mis entradas serían por sí mismas motivo suficiente para  invitaros al diálogo. En ese sentido, he cambiado la frase de mi perfil cuando abrí este blog "Un lugar para la reflexión", añadiendo "y el diálogo", porque por un momento he pensado que podía haber sido ese olvido, el motivo por el que nadie comparte sus reflexiones. Nunca se sabe.

Hace días que me pregunto qué grado de misantropía mecha mi pensamiento, dando por hecho que alguna hay. Desde mi punto de vista existencial, un cierto desafecto hacia la raza humana no deja de ser un reflejo directo del propio desafecto que me profeso. Luego no pretendo decir que sus integrantes sean responsables de mi malestar hacia ellos, sino más bien un testigo del que yo misma siento, por mí, por mi vida, por la pereza que me da  muchos días  levantarme para cubrir  los objetivos del día. Que no me gustan, pero que no me queda otra que acatar en tanto yo misma les he otorgado entrada. Y eso, por mucho que a veces me parezca que se me han echado encima ellos. Vale, no me di cuenta de las consecuencias de ciertas decisiones importantes y ahora están aquí reclamando mi atención. Puedo quitarme de enmedio o quedarme. Dando por hecho que decido quedarme, puedo vivir con el foco de mi conciencia puesto en los nubarrones que se ciernen sobre mi cabeza, o puedo ir tomando pequeñas decisiones que corrijan en parte el gris de mis proyecciones. Con ese talante, será imposible que no me dé cuenta  de los días de sol que me acontezcan para poder tomar decisiones más radicales que corrijan aún más ese gris, hasta el punto de apreciar todos los tonos del arco iris.

Me hace mucha falta el color, a pesar de que el blanco y negro me hayan dado no pocas satisfacciones tanto en las alegrías como en las penas. Ya lo creo que me hace falta. Porque intelectualmente ya lo he entendido, pero mi corazón aún tiene profundas raíces en un inconsciente profusamente atrapado en una programación de dolor. Y eso me tiene dividida mentalmente. Y eso es lo que trato de resolver siguiéndole el rastro a mis incongruencias entre lo que pienso y lo que siento; y en cómo lo que hago, o no hago, no hace sino reforzar el proceso, confirmándolo una y otra vez como una "realidad" de la que no sé salir. O si sé, no me motiva ponerme en disposición con genuino ímpetu.

Bien. Pues sabido todo esto, imagino que gran parte de mi amor por la soledad no sólo se debe a lo bien que me voy encontrando en ella, sino a lo regular que me siento en mis encuentros con "el otro". Incluyendo en ese "otro" a cualquier ser humano que se me cruce en el día a día, y aún aquellos a los que deliberadamente busco para intercambiar algún diálogo.

El blog no podía ser menos. En él vierto un chorretón de lo que carburan mis procesiones mentales. No es un simple desahogo, es la esencia misma de la válvula de escape. Y claro que no me gustaría que este blog se convirtiera en un lugar con centenares de seguidores que no dicen nada, o que no paran de hacerlo al poco de editar una entrada. Me gustan los diálogos de grupo cuyos integrantes participen con una cierta profundidad, incluso aunque sus planteamientos sean radicalmente distintos a los propuestos. Y en un lugar multitudinario, se pierde la intimidad, no hay forma de centrarse. Mas parece un muro donde todos cuelgan su ocurrencia sin ninguna pretensión concreta más que la dejar una huella. Como esas pintadas que se encuentran en las puertas de los servicios: "aquí estuve yo".

Ya, ya sé que no tengo ningún derecho a pedir. Bueno, a pedir, sí. Pero tan válido como el vuestro a negar, así que me encuentro lo que hay: una negativa silenciosa que acepto cada día, como cada día acepto que he abierto los ojos y he de salir de la cama.

¿De verdad que mis temas sólo interesan para evadirse, o aburrirse, un rato con la trascendencia? ¿De verdad que a nadie le apetece decir nada, más allá de unos saludos y unas frases corteses que denotan una cierta atención a la lectura?

Aquí dentro, allí fuera, en todos sitios, no hago sino encontrar a gente que cree que su vida no tiene remedio. Le guste más o menos, sólo le queda mantenerse en ella porque cambiar es muy difícil. Es su mejor argumento, su único, porque en sí mismo lo vale.

Con todos los respetos por mis lectores, la vida no puede ser sólo una gran fuerza que me aplasta en algún rincón de mi conciencia. La vida es cambio. Y ante el cambio, puedo dejarme ir pidiendo a la virgencita que me quede como estoy, o puedo aprender a manejarlo de un modo que se me haga cada vez más satisfactorio. No es que sea difícil, es que lo termina siendo a base de decirme todos los días que lo es, y no empezando por ello a moverme al son de lo que mi corazón y mi cabeza en conjunto me dicen.

Y mientras mi cabeza juzgue mi corazón, y mientras mi corazón maldiga mis pensamientos, no podré activar la llave que me conduce indefectiblemente por donde yo realmente quiero ir.

Que nadie se sienta obligado a contestar. Y quien se atreva, que sea porque simplemente quiere hacerlo. No necesito caricias en el lomo. No necesito nada que no sea genuino. No necesito. Pase lo que pase, todo estará bien, por mucho que yo no lo entienda  a veces.

De S.I.

6 comentarios:

Bolboreteira dijo...

Creo comprender como te sientes..por un lado la necesidad de cambiar de perseguir lo que anhelas y por el otro la falata de valor para hacerlo o la falta de ideas de como hacerlo.
Me da la sensación de que encontrarás el modo de hacerlo tarde o temprano.
Sigo tu blog desde hace poco y me resulta interesante aunque a veces me pierdo un poco...pero por aquí seguiré.
Saludos!

Gaearon dijo...

Esta entrada merece una respuesta en condiciones. Madurada y nada a la ligera. Te llegará.

Besoss

La reina de la miel dijo...

Te leo porque la mayoría de lo que cuentas llega a mi emoción. Elaborar una respuesta implica pasar esa emoción por el filtro del intelecto y, como Pessoa, estoy de acuerdo en que expresarse es decir lo que no se siente porque palabras y emoción van en compartimentos distintos.
Te leo, te digiero -unas veces menos que otras, eres muy densa- y a veces se encienden chispitas aquí y allí. Y me gusta mucho ese encendido de chispitas. Mi silencio es lo más elocuente que puedo darte la mayoría de las veces :-)

Gaearon dijo...

Con un retraso que no era mi intención, ahí va mi respuesta.

Con ser como soy una persona que, aunque a veces (o por temporadas) está enfadada con el mundo y mandaría a la ilustre mierda todo lo vivo y muerto que le rodea, en general soy poco misántropo y llevo mal las soledades, nunca alcanzo a entender muy bien el porqué ni el para qué de una misantropía/soledad buscada (o sobrevenida pero acomodada). En tu caso hablas de que la soledad te resulta agradable ("... lo bien que me voy encontrando en ella") y que también se ve influída por lo que se deriva de tu relación con el resto de los mortales, tu desapego hacia la raza humana, etcétera. Me pregunto qué ha sido primero. Si las relaciones (pasadas) te llevaron a la soledad, o la soledad te lleva a ver las relaciones como algo desagradable.

Sin embargo, y a continuación, ya haciendo referencia al blog, hablas de que te gustan los diálogos de grupo. ¿Referidos a diálogos sin contacto humano? ¿Un simple digo-dices a través de teclado, ceros y unos? Me resulta contradictorio. O quizá simplemente es que no entiendo muy bien a qué te refieres. Más se me complica al referir que en los lugares multitudinarios se pierde intimidad y se acaba por simplemente dejar huella de haber pasado.

¿Necesitas un cambio en tu vida? Respondida esa pregunta, ¿quieres un cambio? ¿sabes por dónde quieres ir? ¿Existe la dificultad a la que haces mención o es una ilusión creada a base de repetírtelo?

Muchas preguntas, quizá.

De todas formas, y aunque no siempre comente y menos con tanta literatura como este comentario que acabas de leer, no dejo de leerte. Aunque -lo reconozco- no siempre entiendo muy bien lo que quieres decir.

Bicos mil!!

Fernando Gili dijo...

Yo no analizo, simplemente digo: chpaeau y ánimo...

Siempre suyo
Un completo gilipollas

PazzaP dijo...

No recordaba que había dejado desiertos vuestros comentarios. Y me ha sorprendido.

Sé que si el día que escribí la entrada me hubiera sentido como hoy habría tenido palabras para compartir. Si bien entonces... no la habría escrito. O no así. O eso creo. Da igual. Ya es pasado.

Por eso, gracias a todos los que en su día me contestaron.