17 ene 2011

La civilización empática.

La historia de la humanidad que aún no se ha contado.

Últimamente está de moda poner en duda que haya un significado subyacente a la historia humana que impregne y trascienda las diversas narraciones culturales que forman la variada historia de nuestra especie y que ofrezca el adhesivo social para cada una de nuestras odiseas. Es muy probable que estos pensamientos provoquen una mueca colectiva en muchos estudiosos posmodernos. Pero las pruebas indican que puede haber un tema subyacente a todo el periplo humano.

Nuestros cronistas oficiales -los historiadores- han desestimado de plano la empatía como fueza motriz en el desarrollo de la historia humana. En general, los historiadores escriben sobre guerras y otros conflictos sociales, sobre grandes héroes y grandes  malvados, sobre el progreso tecnológico y el ejercicio del poder, sobre injusticias económicas  y sociales. Cuando mencionan la filosofía, suelen hacerlo en relación con el poder. Muy rara vez los oímos hablar de la otra cara de la experiencia humana, la que se refiere a nuestra naturaleza profundamente social, a la evolución y la extensión del afecto humano y a su impacto en la cultura y en la sociedad.

El filósofo alemán  Georg Wilhelm Friedrich Hegel dijo en una ocasión: "La historia no es un suelo en el que florezca la felicidad. Los tiempos felices son en ella páginas en blanco" porque constituyen "períodos de armonía". Las personas felices suelen vivir en el "micromundo" de las relaciones familiares y las afiliaciones sociales.

En cambio, la historia la suelen hacer los insatisfechos y los descontentos, los airados y los rebeldes, los que desean ejercer la autoridad y explotar a otros, los interesados en reparar agravios y restablecer la justicia. Desde este punto de vista, gran parte de la historia escrita gira en torno a la patología del poder.

Quizá por esta razón hacemos un análisis tan sombrío al reflexionar sobre la naturaleza del ser humano. Nuestra memoria colectiva se mide por crisis y calamidades, por injusticias sangrantes y episodios de crueldad con otros seres humanos, con los restantes seres vivos y con la Tierra que habitamos. Pero si fueran estos los elementos que definen la experiencia humana, ya haría mucho tiempo que nuestra especie habría perecido.




Dedicado a Alonso Posadas.

4 comentarios:

Gaearon dijo...

Cada dos por tres y por las más diversas noticias que toca ver, me repito que la Humanidad somos una civilización fracasada.
Y no dejo de sorprenderme al ver que, un día más, seguimos estando aquí.
No creo que duremos.

Muy buena entrada, me ha encantado.

Besoss

PazzaP dijo...

Necesitas más horas de sol y enamorarte un rato. Tu pesimismo tan gallego me suena... Mira que las humedades enmohecen las sinapsis.

Y no creas que tu falta de fe en nuestra duración no resta posibilidades. El miedo es el virus más contagioso que existe.

Gaearon dijo...

Juer, me catas hasta por las escasas líneas que escribo :DDD
Necesito sol y enamorarme, muy cierto. Muy pero que muy cierto.

PazzaP dijo...

:D