13 feb 2011

Meditación dinámica II.





Te invito a otra.
¿Hace?
Para tonificar los músculos del ánimo dolorido que se refleja en la columna que te sostiene y que tan poco cuidas.
Se llama espalda. Sí. Desde la primera, Atlas, cuyas pequeñas plataformas superiores sostienen toda esa cabezota, móvil y pensarosa (entre pensadora y pesarosa), hasta el coxis, último vestigio del rabo común a todo ser humano, mujer u hombre:
Acaso duela en esa curvita que llamas los riñones y que tantas hernias cosecha entre la gente.
O quizá en esa gibita hermosa que en unos se hace demasiado cóncava cuando no pueden con todo, o en exceso plana cuando luchan contra todo con la frente tan alta que hasta el cuello se hace junco.
Serán más las siete cervicales, tan tralladas en sus pequeñas articulaciones que están refozardas por otras, las uncovertebrales, para que no se nos salgan del sitio cuando la pelota tira demasiado fuerte de todo nuestro cuerpo.
Más probable es que sean todas en diversos escenarios, en variadas ocasiones...
Ay...
Venga, adopta una pose estática para mover todos los niveles. Entreabre tus piernas más allá del ancho de tus caderas, de modo que puedas flexionar las piernas unos quince grados. Nada, lo justo para tener el control de la pelvis, esa parte nuestra tan olvidada de cuidados y tan solícita para los menesteres sexuales, que cuando se sabe mover tan divertido lo hace todo.
A ver, que no te molesten las rodillas. Ajusta el muelle de tus muslos...
Deja que el vídeo se descargue entero antes de empezar, que no haya interrupciones.
Desperézate con ganas. Despacio, no fastidies las articulaciones más rígidas...
Oye tus propios crujidos y jadea, o gruñe... deja salir con fuerza tus exhalaciones...
Exprésate, que se te oiga. Verás la pila de cosas que te dice tu cuerpo sobre el óxido que empieza a atacar tus articulaciones.
¡Vamos!, ¡a por el aceite lubricante!
Que las bolsas sinoviales lo obtienen de la sangre que conecta con su líquido, pero que si no es por presiones no hay intercambio. Sé suave. No te pases.
Sé inteligente: usa tus recursos pero no te agotes. Considera que es el "momento gimnasia mental y física" propio para los que no hacen nada de ejercicio y todavía se preguntan por qué estarán tan desganados.
Hala, a por las endorfinas y demás yerbas, o prefieres tomarlas en pastillas que nos vende la industria farmacéutica, que no te matan sino a largo plazo, y que te mantienen con vida para que no pares de consumir sus productos mientras se envenena el hígado.
Siente, siente la música... aaahhh, tu cuerpoooo, qué gusto da cuando lo estiras y él se deja...
Gime, verás que orgasmos puedes llegar a tener cuando te acostumbres...
Acaso para eso necesites cerrar los ojos, no sea que te juzgues.
Ciérralos y siente...
Siéntelo todo con sensual estima...
De nuevo deja que corran tus lágrimas si acuden, tú sólo sigue respirando con todos los sentidos...
Contrae los abdominales como si los tuvieras a cuadraditos, y si los tienes de veras mejor.
Aprieta las nalgas, siente tu poderoso culo dirigiendo la orquesta de tus movimientos pélvicos...
Pídele ayuda al vientre para compaginar mejor los giros y oscilaciones...
¡Aaahh...! ¡Qué gustooo...!
Cuando te canses de la postura, hala a moverte de nuevo, a expresarte como te dé la gana. Y ya sabes, los pensamientos, las emociones, los deseos, míralos durante ese rato como nubes en el cielo que corren con el viento, pero no te aferres a ninguno en concreto.
Tú recuerda respirar en todos los momentos. Y no te preocupes si se te ha descontrolado el proceso una pila de veces. Se trata de darse cuenta, de estar pendiente, y si sabes que han sido muchas, significa que lo hiciste.
Bravo.
Bravo compañera/o bloguera/o. Sabe que antes de escribir esto me he zampado varias veces el vídeo mientras vivía la experiencia que te invito a tener si tú quieres. Prefiero contarlo sabiendo lo que he sentido. Porque sé que no vale eso de "tú haz lo que yo te diga pero no lo que yo haga".

**
Ahora te dejo con un tema maravilloso de ver y de escuchar para que te masajees las partes doloridas y te des unos toques mágicos en la estima.

Aquí una cómplice existencial, informando desde su nave y pasándote el testigo.

4 comentarios:

La reina de la miel dijo...

Agradable, pero para mí insuficiente. ¿Recuerdas aquel anuncio de fregasuelos donde una maruja decía "¡Milagros, necesito algo fuerte!"? Pos eso.

PazzaP dijo...

Reina, tan insuficiente como pueda ser un fular como única vestimenta para ir al trabajo. Algo que muchos te agradecerían seguro, por otra parte.

Pero no se trata de eso. Esto es un aperitivo que contribuye a alimentar, pero que no pretende quitarte el hambre. Las herramientas construyen cosas pero sin voluntad para hacerlo, no dan servicio.

Dime al menos si lo has catado o si te desde tu concepción teórica de lo que necesitas ni siquiera te has permitido la experiencia.

Por cierto, cuidado con lo que pides, no sea que lo fuerte te parezca demasiado.

La reina de la miel dijo...

Claro que lo he catado, pero para levantarme de la silla necesito más percusión. Hablo de música fuerte, por cierto, tan solo eso :-)

PazzaP dijo...

Ah, ahora entiendo. A ti te ha abierto más el apetito. Bueno, lo he captado. En eso se conoce que todavía no tienes el desgaste corporal suficiente como para entender que las articulaciones hay que respetarlas, que no se las puede empujar con la vehemencia que siente la mente mediante el rayo que es su pensamiento, y no te digo nada su emoción.

Jaja... Vale, vale. Nada te impide, después de la meditación dinámica, seguir bailando con lo que quiera que te ponga a la frecuencia que prefieras vibrar. Menudo volcán chica, jaja...

Simplemente lo que necesitas ya es otro ejercicio, y como calentamiento, bien sirve el de mi entrada. :P