24 feb 2011

XXX. Manidos Amor y Felicidad. (Carta)

Queridos ignorados, anhelados, deseados, necesitados, despreciados, odiados, y todos los -ados que en el mundo se hayan ideado. Amados mios:

Sólo quería deciros poniendo a esta ventana por testigo, lo que he sabido de mí. Tal vez no tenga nada que ver con vosotros; aún así siento que hay la posibilidad de que sea cierto, y aun con algo de miedo por el rechazo de la concurrencia, lo cuento.

Y llegó un día en que me dije que era feliz. Incluso aun cuando apenas me gustaba el latido cotidiano. No sé, me lo dije. Sentí que debía empezar a decírmelo, que esos mismos momentos eran ya la felicidad que latía en mí.

Me sentía rara, con algo de temor a engañarme, pero seguí diciéndomelo. De repente empiezan a pasarme cosas inopinadas,  no sé, situaciones de lo más corrientes, en cualquier rincón de la ciudad. Nada que ver con que me haya enamorado de nadie. No era nadie que estuviera particularmente en mi vida. Eran todos y/o ninguno de ellos.

Era porque estaba ahí y ahora, atenta al paso, atenta al camino, atenta a los pensamientos.
Era vivir lo de siempre con más lentitud, como una película ralentizada en la que no se pierde el ruido o el sonido ambiente.

Por ahí voy largo, así que tomo el atajo aquí mismo y aparco mi entrada.
Es decir, abreviando:

Las cosas que me pasan, por el mero hecho de que lo hagan, rubrican mi felicidad. Sin más rodeos.
Partí de una línea en la que me dije "soy feliz ya", como cuando se dice "ya ha nacido el bebé", y suena como raro si es el primero. Puesí, he parido un primogénito que se parece bastante a vosotros. Venía de nalgas, por eso ha sido duro y me ha costao unos cuantos lustros y varias enfermedades, pero está sano y bastante motivado.

Y a partir de esa línea todo lo que me pasa es feliz, tal cual.
Quizá porque siento que le pasa al amor que soy.
Quizá porque cuando lo siento y lo pienso, dudo menos; y me suele gustar hacerlo.

¡Aj! Como no le pongamos un poco de coñac y lo flambeemos, no va a haber quien quiera probar mi merengue, pero ese de abajo, en fin...

Un brindis por vosotros, testigos lacónicos de todo eso que digo...

http://dulcemasdulce.blogspot.com/2009/08/torta-rogel.html

14 comentarios:

La reina de la miel dijo...

Echo de menos en tu lista de pareceres un quinto: "inmenso"

Gaearon dijo...

Me vale el merengue sin flambear. O en forma de leche merengada, mismamente. Cruzada la línea, todo está bien.
Si me echas una manita, hasta creo que yo soy capaz de cruzarla...

Besos

La reina de la miel dijo...

Por cierto que yo llevo con contracciones de parto años, unos 38. A veces ya no sé si va a ser un parto o una diarrea.

Nebroa dijo...

Tremebundo. Me encanta...

Julio-jagdo dijo...

Cada vez que te levantas tienes dos opciónes a elegir,
estar de mal humor o de buen humor,
estás eligiendo estar de buen humor.

Templario dijo...

Me alegra que te sientas así,brotando también,en ésta época del año en la que todo puja por ser.
Acuérdate de persistir y que los que te queremos de unas u otras maneras veamos al niño llegar a la mayoria de edad.

NoSurrender dijo...

La sensación de bienestar tiene una correlación química. Y si somos capaces de forzar la creación de endorfinas, ésta se pondrán a trabajar en nuestro bienestar y a retroalimentarse entre sí. Por eso pienso que es bueno forzarse, sí. No siempre funciona, pero no debemos dejar de intentarlo, porque el mundo sólo existe a través de nuestras emociones. La misma brisa de la tarde, el mismo abrazo de un amigo, la misma música que nos sorprende en el coche... todo depende de lo que nos esté pasando por dentro.

Qué hambre me ha dado la foto!! :)

PazzaP dijo...

Reina, mucho de lo que digo te suele parecer ¿demasiado? denso. Si me lo dices en serio, yo echo de menos saber qué emoción te lleva decir eso que dices y que, vive Dios, no entiendo. Ergo ambas lo somos, o ninguna, cuando lo que expresamos pertenece en exclusiva a nuestro guión interno. Aunque sí creo que entiendo lo que añades más abajo. Y te digo que tanto el parto como la diarrea frutos son de nuestro juicio, el que nos creemos ser.
Un juicio que anhela ser amor, cuando en realidad ya es ese amor, si bien algo sojuzgado. Cosas de la extraña dualidad.

PazzaP dijo...

Según cómo lo mire, Gaearon, que me pidas ayuda en este contexto puede significar muchas cosas, pero me centraré en la lógica y dejaré el corazón observando:

La manita ya te la llevo echando desde que platicamos acá y nada más que acá, pero sólo tú tienes la potestad de interpretarla. Y con ella, de pedir para que se te dé en acuerdo de voluntades.

PazzaP dijo...

Nebroa, por una vez y sin que sirva de precedente, voy a decirte un taco cariñoso por lo mucho que te quiero: es lógico que te encante, mamona. Lo tremebundo te acojona pero ya verás cuando te des cuenta de dónde estás sentada tú, fuerza desbocada y preciosa, yegua de tu energía.

PazzaP dijo...

Eso es muy cierto, Julio, cuyo “apellido” me suena a juzgado mal escrito. ;p
Muy bien concentrado el jugo: cada vez que te levantas decides. Y en tanto el humor es una faceta del amor, enfocas la voluntad en la claridad y vives.
Ojalá que la densidad del concentrado destile buenos olores y sabores.

PazzaP dijo...

Me llama la atención tu apodo, Templario, cuyo anonimato implícito espolea mi curiosidad. No entraré a especular. Me basta con tu gesto de cariño, seas quien seas.
¿Vendrás a la fiesta de cumpleaños?

PazzaP dijo...

Y qué añadir a lo que dices tú, Lagarto que Noterrindes, aparte de que es verdad que el pastel está para morder el monitor. :)

Nebroa dijo...

Sabes Paz, ya no me acojona. Muy al contrario, he empezado a dejarme maravillar por lo inmenso. Y ya no me asusta la vida tanto como un día supiste. Ya no me come con patatas, he empezado a aliñarla... Beso de mamona!